martes, 18 de mayo de 2010

Sólo un poco aquí (I)
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Ése era otro mercado, uno mas viejo. Casualmente ese día había muchos vendedores de rosas, o es que tal vez nunca los había visto. Todos le compraron flores a Adelisa. ¿Pero de qué le servían, si no es para morir con ella? Yo no compré nada, ni un mísero tallo. Y es que las flores de un sepelio siempre me han parecido cadáveres agregados...
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...la misa ya había comenzado y la iglesia estaba tan llena que no pudimos entrar, sólo uno de nosotros se abrió paso a codazos y empujones hasta llegar junto al ataúd...
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...dentro del tumulto vi muchas caras conocidas y muchas otras que no había visto nunca. Avanzábamos lentamente, entre las tumbas y Las golondrinas de una trompeta oxidada...
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1 comentarios:

Karla Nieto dijo...

Me gusto mucho, sentí cada palabra, te agradesco el que mi mente desempolve los recuerdos escondidos, este escrito es genial.

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