jueves, 2 de septiembre de 2010

Los niños santos y las niñas

Levantándose desde la madrugada recogían leña, criaban gusanos de seda o cuidaban a los pollos y las cabras, tiempo que aprovechaban para jugar con sus muñecas de trapo. La mayor de las hermanas tenía once años y la otra, nueve. Vivían con sus abuelos en una chocita cerca de la montaña sagrada de Nindó Tocoxho, desde donde podía verse, allá abajo, el pequeño poblado de Huautla. 

Las dos hermanas ya conocían a los "niños santos" desde años atrás:
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"Yo era una niña de cinco, seis o siete años cuando mi tío Emilio cayó enfermo y el sabio Juan Manuel llegó a nuestra choza después de haber caído la noche. La curiosidad me hizo mantenerme despierta. Vi cómo el sabio Juan Manuel desenvolvió unas hojas de plátano y de ahí extrajo unos hongos grandes, del tamaño de una mano.  Vi cómo los repartía contándolos por pares. Después de media noche, el sabio encendió una vela que clavó en el suelo. Vi que danzaba y cantaba mientras decía que veía animales, objetos y personajes."

"Pasados unos días de la velada en que el sabio Juan Manuel curó al tío, María Ana y yo estábamos sentadas bajo un árbol cuando de pronto pude ver, cerca de mí, al alcance de mi mano, varios hongos. Eran los mismos que había comido el sabio. Mis manos arrancaron suavemente un hongo, luego otro. Muy cerquita los observé. 
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—Si yo te como a ti, y a ti, sé que me harán cantar bonito... "

"El día 25 de marzo de 1894 fue bautizada en esta parroquia una niña a quien se le puso por nombre María Sabina."
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