Otro día de luto. Parece que se repite el de ayer. Por la mañana abro el periódico - el periódico virtual- y me encuentro con otra primera plana a manera de obituario: "Murió Carlos Monsiváis". La sensación de deja vu no se hace esperar. No es que fuera inesperado (Monsi se encontraba hospitalizado desde el 2 de abril), pero que dos grandes escritores y luchadores sociales fallecieran con sólo un día de diferencia si fue un duro golpe (para la humanidad).
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Luchador de las minorías, del "No sin nosotros", Monsiváis se va pero quedan los cientos de ensayos y crónicas que recogen su mirada crítica e irónica. Queda El Estanquillo y la enorme colección de mil y un objetos que habitan su interior. Quedan los actos de protesta, las resistencias y los movimientos que acompañó. Queda la memoria.
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Por tí, bohemio.
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"Y digo lo que miré en el primer día del milenio tercero de nuestra era... Y vi una puerta abierta, y entré, y escuché sonidos arcangélicos .... y vi la ciudad de México (que ya llegaba por un costado a Guadalajara y por otro a Oaxaca) y no estaba alumbrada de gloria y de pavor, y si era distinta desde luego, más populosa, con legiones columpiándose en el abismo de cada metro cuadrado, y video-clips que exaltan a las parejas a la bendición demográfica de la esterilidad o al edén de los unigénitos, y un litro de agua costaba mil dólares, y se paga por meter la cabeza unos segundo en el tanque de oxígeno, y en las puertas de las estaciones del Metro se elegía por sorteo a quienes si habrían de viajar... "
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"Y digo lo que miré en el primer día del milenio tercero de nuestra era... Y vi una puerta abierta, y entré, y escuché sonidos arcangélicos .... y vi la ciudad de México (que ya llegaba por un costado a Guadalajara y por otro a Oaxaca) y no estaba alumbrada de gloria y de pavor, y si era distinta desde luego, más populosa, con legiones columpiándose en el abismo de cada metro cuadrado, y video-clips que exaltan a las parejas a la bendición demográfica de la esterilidad o al edén de los unigénitos, y un litro de agua costaba mil dólares, y se paga por meter la cabeza unos segundo en el tanque de oxígeno, y en las puertas de las estaciones del Metro se elegía por sorteo a quienes si habrían de viajar... "
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El Apocalipsis en arresto domiciliario (fragmento)
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