domingo, 27 de junio de 2010

De lentes y retinas (IV)
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Debajo de las sábanas o detrás de las cortinas las cosas se volvían diferentes, era como si entráramos a un lugar distinto. Dentro de nuestra pequeña matriz jugábamos a mirarnos. Realmente los parpadeos no importaban, todo se valía menos apartar la vista. En una de esas ocasiones tuve miedo y desvié la mirada. Simplemente temía quedarme ciego. ¿Cómo podían tus ojos brillar de ese modo siendo tan negros?
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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo k me haces muy feliz...
mmm, no creo, si me haces feliz!

Cursi cursi cursii ewwwww

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